Qué es el interiorismo, diseño de interiores o arquitectura de interiores

El interiorismo, diseño de interiores o arquitectura de interiores, es el arte de proyectar comprometido en el acondicionamiento o transformación de espacios para crear ambientes, con la función determinada de mediar entre la tecnología y arte, la cultura, la producción y el consumo, componentes, todos ellos, imprescindibles en la sociedad actual.

Un buen interiorismo, diseño de interiores o arquitectura de interiores aporta, al espacio, una nueva dimensión. Esa estructuración del espacio se concreta en una asociación de elementos que están sometidos a diversos factores como el volumen, la luz, el color, la textura, la tecnología, la sostenibilidad, el medio ambiente, el contexto social y económico, etc.; optimizando la eficacia de nuestras acciones, mediante una ajustada aplicación de la ergonomía y armonía psicofísica entre el espacio y el usuario, dotando a dicho entorno de unas condiciones más saludables, obtenidas mediante la utilización de los materiales e instalaciones más apropiadas y sostenibles en cada caso. Por otro lado, la innovación, y un diseño sensible con la sostenibilidad, contribuyen a desarrollar soluciones estéticas, social y ambientalmente correctas e impulsa un consumo más responsable y una nueva idea de bienestar.

 

El interiorismo, diseño de interiores o arquitectura de interiores, (que no debe ser confundido con la simple ornamentación de estancias o locales), no solamente se preocupa por la transformación del entorno, sino que aporta un notable valor añadido logrado tras el análisis pormenorizado de las necesidades del usuario.

La vida moderna impone distintas necesidades para el hombre actual en cuanto a la habitabilidad de los espacios. Hoy es imprescindible dotar al ambiente en que se vive de un concepto que ha ido variando con el transcurso del tiempo: el confort. El interiorista debe entonces estar atento a las distintas variables que conforman el universo del espacio arquitectónico: la funcionalidad, la iluminación, la morfología, los materiales, etc.

Y más aún teniendo en cuenta los cambios que se vienen sucediendo en la arquitectura de interiores, sobre todo en los países más avanzados donde la disciplina es entendida como algo más profundo que la simple decoración: el diseñador tiene como materia prima de trabajo el manejo del espacio, el cual debe adaptar y modificar según las necesidades y medios que posea el cliente, buscando siempre la mejor solución espacial, funcional, tecnológica y económica.